Él es Diego Molina, un joven paraguayo de 26 años que vende chipa sin gluten en las playas de Pinamar, causando revuelo entre los turistas.
“Mis viejos viven en Buenos Aires y yo me vine acá después del primer verano que incursionamos con la chipa. Fue en 2014. Vinimos con mi papá en camioneta a probar una mercadería que habíamos hecho en Buenos Aires. Trajimos 1.000 chipa y en un fin de semana vendimos todo. A partir de ahí decidí instalarme todo el verano y luego durante el año”, relató el joven
En aquella temporada, Diego y su papá encontraron un nicho comercial al que ningún vendedor ambulante le había puesto el ojo. Y fue así que se convirtieron en los primeros en vender chipa con éxito en Pinamar.
“A medida que pasó el tiempo el negocio se fue expandiendo y nosotros también decidimos invertir para que la mercadería sea del día, fresca, y podamos –además de vender en el Partido– distribuir al resto de la Costa Atlántica”, sostuvo Molina.
Los Molina pasaron a tener otras dos que producen únicamente para los balnearios de la Costa Atlántica. “Una chipería la manejamos en Pinamar y la otra en Mar Chiquita. Con la segunda distribuimos a otros balnearios como Mar de Ajó, San Bernardo o San Clemente”, explicó Diego.
Para lograr ser distinguidos entre todos los vendedores de chipa, Diego y sus compañeros decidieron colocar el logo SIN TACC, advirtiendo que el producto que ofrecen no tiene gluten.
“Todos los días me levanto y voy hasta la bajada de playa del golf. De ahí camino ida y vuelta hasta el muelle. Arranco a las 10 y suelo terminar a las 18 o 19. Diariamente la fábrica de Pinamar prepara 1.500 chipas ”, aseguró.