María Laura Cabrera y Saturnino Coronel, son una pareja que varios años atrás , soñaba con tener una casa propia donde vivir cómodamente con su familia, no obstante con el pasar de los años, aquel sueño fue disipándose ante un ingreso que solo alcanzaba para el alimento diario. La pareja decidida a revertir la situación, viajó a España, y luego de 7 años de sacrificio retornaron al país con un capital, y hoy a través de una mueblería propia dan oportunidad a jóvenes talentosos.
“Ante la insostenible situación económica de la familia, decidimos ir en busca de mejores oportunidades. El dinero que mi marido ganaba en una carpintería y el ingreso que generaba mi venta de comidas, lavado de ropas y demás, no nos alcanzaba, y fue así que aunque mi alma se desgarraba por dejar a mis dos hijos, en el 2009 primeramente yo viajé a España y luego en el 2011 fue mi marido con el fin de acortar los años», comienza su relato María Cabrera.
Durante 5 años, María y Saturnino, tomados de la manos, exploraron nuevas tierras y enfrentaron grandes desafíos en busca de un destino incierto. Pero más allá, de los malos ratos, la pareja, también tuvo momentos inolvidables, pues en España, contrajeron matrimonio y se convirtieron en padres por tercera vez.
“Al principio me pasaba el día llorando por el dolor que me causaba estar lejos de mi pequeñitos, pero la meta trazada era lo que me hacía fuerte para seguir. No fue fácil trabajar allá, y más sin documentos, me sentía una delincuente sin serlo. Recuerdo que cuando veía a un agente policial, ya temblaba de miedo, pues a muchos compatriotas sin papeles se les echaba. Yo cuidaba de enfermos terminales y mi marido de personas mayores por un buen tiempo, luego consiguió un trabajo estable. No me arrepiento de nada, de alguna u otra forma todo contribuyó en lo que somos hoy en día, además ahí me casé y tuve la dicha de ser mamá nuevamente», expresa emocionada.
En el mes de septiembre del 2015, el matrimonio, decide retornar al Paraguay con un importante capital y con miras a invertir en un negocio propio, una mueblería. Luego de meses de espera por parte de los 2 niños y los padres de María Cabrera (quienes quedaron al cuidado de los pequeños), por fin en noviembre se pudo dar el encuentro y presentación del nuevo integrante de la familia.
Ese mismo año, la pareja dio inicio al negocio de la mueblería. Hoy, a tres años de arrancar cuentan con una fábrica en la ciudad de Luque, maquinarias y 10 personales, que hacen posible la fabricación de una amplia variedad de muebles, desde los más sencillo hasta con detalles de tallados a mano. La firma trabaja sobre pedido para particulares, diseñadoras y grandes empresas del rubro.
“En el negocio de la mueblería hay mucha competencia, pero nuestra empresa ofrece distintos estilos, no nos encerramos en uno, constantemente innovamos y eso le gusta a la gente. Inclusive desde Brasil, Argentina y México nos escriben a felicitarnos y eso nos alienta. La empresa está conformada por jóvenes sin vicios, talentosos y con ganas de progresar de la ciudad de Luque, aunque muchos consideran zona roja a la ciudad, yo digo que no todos están en la misma bolsa», concluye María Cabrera.
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