Dueña de una templanza única, de unas ganas de superación y de un gran espíritu de perseverancia. Estas son las características que describen a la perfección a Sandra Valinoti o como mejor la conocen «Tana Valinoti», una emprendedora que- tras reinventarse en varias ocasiones- logró forjar las bases de un dulce y exitoso negocio llamado Madelina Alfajores.
En una noche de frío intenso, allá por julio del 2018, Sandra Valinoti se disponía a descansar luego de una jornada de extenuante búsqueda de empleo- así como ya lo venía haciendo hace más de dos meses- sin un resultado favorable.
Tras haberse quedado dormida, Sandra sueña con su abuela Idelina que le decía que “se sentía muy triste porque ya nadie se acordaba de ella …”. Salta de la cama y comienza a anotar todo lo que recordaba de aquel mágico instante.
Y decimos mágico, pues este sueño fue capaz de mostrarle la luz al final del túnel que tanto necesitaba y, además, le sirvió de inspiración para crear una empresa de alfajores artesanales, suaves y esponjosos como le gustaban a su amada abuela. Así nació Madelina, en honor a la mujer que le traía bellos recuerdos de su infancia y con quien había compartido muchos años de su vida.
“Desde el 2011 hasta el 2016 estuve trabajando en un emprendimiento gastronómico que se llamaba La Tana. Allí me dedicaba a la fabricación de pasteles, masitas, chocolates y mesas dulces. Como el negocio no era del todo rentable, me frustré en tantas ocasiones que eso hizo que me deprimiera y dejara el país para ir a vivir a Francia. Luego de un tiempo, tuve que volver, pues mi madre se había enfermado. Estuve unos meses sin trabajar, hasta que en julio del 2018 soñé con mi abuela, Ña Idelina, quien me dijo que estaba muy triste porque ya nadie se acordaba de ella, y ahí decidí crear algo en su nombre, en este caso con su apodo, Madelina”, relató la emprendedora.
Como sus productos tuvieron una rápida y gran aceptación, pronto amplió su capacidad de fabricación. A esto se sumaba la publicidad de boca en boca que hizo que la firma llegara hasta los más recónditos rincones del país.
Actualmente, Madelina ofrece alfajores artesanales en 5 sabores dulces: dulce de leche cubierto con chocolate medio amargo, dulce de leche cubierto con chocolate blanco, buttercream de frutilla, guayaba y mantequilla de maní. En tanto que para los que buscan una opción más light, también cuenta con 2 opciones de alfajores de avena sin azúcar ni trigo relleno con mantequilla de maní y dulce de leche, y otros 2 alfajores que son elaborados a partir de galleta de arroz que son sin gluten. Además, dispone de rellenos de mantequilla de maní y dulce de leche, todos con cero azúcares y sin trigo.
“Últimamente está en auge todo lo que es personalizado, entonces ofrezco mis alfajores adaptados a cualquier tipo de evento ya sea en diseño de las calcomanías y color del envoltorio, se pide bastante para regalo de cumpleaños, souvenir para baby shower, bien nacido y mesa de dulces”, explicó la emprendedora.
También comentó que vende cajitas de 6, 12 y 15 unidades y otras que vienen en 24 y 35 unidades para quienes quieran una mayor cantidad de estos alfajores. En cantidad y para regalos empresariales ofrece precio preferenciales.
Hoy, el negocio marcha viento en popa, gracias también al apoyo de su padre que la ayudó bastante a adecuar el quincho de la casa para usarlo como fábrica, y el apoyo de su novio, madre y hermana. Atrás quedaron aquellos tiempos de mala racha que la condujeron a abandonar su país en busca de mejores oportunidades. “Soy la prueba fiel de que quien persevera triunfa. Estoy convencida de que no hay nada peor que tener un sueño y no luchar por ello, porque a la larga se convierte en frustración o una duda muy grande de qué hubiera sido si lo hubiera intentado”, dice Sandra.
Para concluir la entrevista, instó a ponerse frente a un cuaderno y bolígrafo, armar el proyecto y buscar todo lo necesario para ejecutarlo. “Si lo hacen de a poco y bien, poco a poco irá surgiendo sin necesidad de necesitar demasiado capital al inicio. Día a día y a pulmón irá creciendo el negocio, así como la felicidad de no haberse rendido y de haberlo intentado”, afirmó.
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