Jeny Ocampos es abogada. Su día transcurre entre leyes, documentos, reuniones y gestiones legales. Pero cuando el reloj marca el final de su jornada laboral, algo más se enciende en ella: el impulso creativo, ese que no se puede apagar ni con el cansancio. Es entonces cuando cambia el escritorio por el pincel, y su pequeño taller en casa se convierte en un mundo de color y posibilidades.
Su historia como emprendedora nació de una necesidad profunda: la de conectar con algo más íntimo, más emocional. “Siempre necesité un espacio de conexión creativa”, cuenta Jeny, mientras muestra con orgullo algunos de sus cuadros pintados a mano. Sus obras, que van desde lo abstracto hasta lo floral, combinan técnicas como el óleo, la acuarela y la técnica mixta. Son piezas únicas, hechas con dedicación y una sensibilidad que solo alguien que ama lo que hace puede transmitir.
Pero su creatividad no se detuvo en los lienzos. En su camino artístico fue encontrando nuevas formas de expresión: comenzó pintando cajitas, creando llaveros de resina, y con el tiempo se enamoró también de la encuadernación artesanal. Hoy, en su taller, conviven pinceles, cuadernos, agendas, moldes y pinturas, como si todos los caminos de su vida se hubieran unido para contar quién es.
Lo más admirable de su historia es cómo empezó: con lo que tenía a mano. “Lienzos, pinceles, maderas… fui probando, aprendiendo, compartiendo mis primeras creaciones con amigas y familiares”, recuerda. Sin grandes inversiones, sin un plan de negocios armado. Solo con pasión, curiosidad y mucha voluntad. El miedo estuvo —como en todos los comienzos—, pero nunca fue más fuerte que sus ganas.
Desde ese primer paso, su emprendimiento «Jeny Ocampos / Atelier Creativo» no solo fue creciendo, sino que también se volvió parte de su identidad. Una forma de equilibrar su profesión con su esencia, de regalar belleza al mundo desde un rincón de su hogar.
“Emprender no significa tener todo claro desde el principio”, dice con firmeza. “A veces empezás por algo pequeño y sin darte cuenta, ese camino te lleva a descubrir cosas nuevas de vos misma”.
Jeny Ocampos es una prueba viva de que el arte puede florecer en cualquier espacio, incluso en medio de una agenda ocupada. Que el talento y la pasión encuentran su lugar cuando se les da la oportunidad. Y que no hace falta tenerlo todo para empezar, solo hace falta animarse.