/Historia de vida: “Siempre habrá una segunda oportunidad para rectificarse”

Historia de vida: “Siempre habrá una segunda oportunidad para rectificarse”

Hoy te presentamos a Vicente Fernández, un joven valiente y ejemplar que tras olvidar sus propios límites y cometer errores que lo llevó a pagar un alto precio, supo recuperarse y tomarse de una segunda oportunidad que le brindó la vida, y hoy lleva un día a día normal sacando adelante un emprendimiento propio del cual hoy subsiste.

Vicente tenía una familia normal formada por sus padres, 3 hermanos y 1 hermana, pero todo cambió en Octubre del 2004, cuando su padre conocido en la ciudad de Villa Hayes como «Don Orito», fue asesinado en un asalto, caso que con el correr de los años quedó en el famoso «oparei». Tras la tragedia que golpeó a la familia, 7 meses después la hermana del joven viaja a España, y en el 2008 también va la madre con la idea de trabajar y enviar dinero a su familia.

Por su parte, Vicente quien junto a un hermano menor quedó en la casa familiar, con sus 20 años y teniendo absoluta libertad, se dejó llevar por malas influencias y tomó varios caminos errantes que al final le dio una gran lección de vida. Recibiendo como siempre mucho apoyo y acompañamiento de su mamá mbarete, familia y teniendo suficiente días de reflexión, estaba dispuesto a volver a empezar, y fue así que obtuvo nuevamente una oportunidad.

Consciente de que volver a empezar representaba todo un desafío, Vicente, estaba preparado a enfrentarlos y rehacer su vida. Comenzó trabajando en el taller de su hermano pero con el tiempo en el fondo sentía que quería hacer más, y es así que hace unos meses atrás decidió aprovechar cada instante de su vida para construir un sueño, un negocio propio.

Decidido a emprender desde cero. Instalándose en la vereda de su Casa en la esquina de la conocida Escuela Parroquial Virgen de la Victoria de Villa Hayes, comenzó a vender remedios yuyos y hielo, luego fue agregando opciones para el famoso tereré rupa.

Levantarse de madrugada, tomar el canasto por el brazo e ir rumbo al mercado para la adquisición de sus remedios, y a la vuelta preparar sus bocaditos salados y presentarse en su puesto, es su rutina diaria.

Aunque a veces, el cansancio lo invadía, fue el apoyo familiar, y su sueño de montar un comercial los que le impulsaban a seguir construyendo con pequeñas acciones un capital. Actualmente, el joven se encuentra a pasos de habilitar en su propia casa una heladería que más adelante se transformará en el comercial de sus sueños.

«Como hermana me siento muy orgullosa, creo que toda persona tiene una segunda oportunidad, él lo tuvo y lo supo aprovechar, escucharlo a diario hablar de su pequeño negocio que está montando piedra por piedra me llena el corazón de alegría.», estas fueron las palabras de Esmilce Fernández, hermana de Vicente que reside en España.

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