La costura me hizo conocer personas increíbles. Así lo manifestó Johana González propietaria de la tienda Wichu, quien descubrió en la costura una gran pasión y el don de enseñar a quienes deseen emprender un negocio.
La inspiración surgió en el 2003, durante la clase de Trabajo y Tecnología impartida para los alumnos del 9° grado del colegio Defensores Del Chaco de Mora Cue Luque. Desde aquel entonces, Johana González fue despertando sus habilidades para las manualidades. Empezó fabricando unos bolsones de cartón, sin siquiera imaginar que con el tiempo terminaría abriendo su propio negocio.
Confeccionaba accesorios para el pelo, moños, flores y vinchas y los vendía en principio a sus amigas. Como cada una de sus propuestas gozaba de buena aceptación, muy pronto fue ganándose nuevos clientes y con ello también aumentó la demanda lo que hizo que pudiera comprarse su primera máquina de coser. Y con ella se le abrió un mundo gigante de posibilidades ya que podía hacer lo que se propusiese en menos tiempo.
La curiosidad y las ganas de crear nuevos productos la invadieron por completo. A esto se sumó sus deseos de aprender nuevas técnicas de costura lo que la impulsó a querer inscribirse a cursos cortos y de rápida salida laboral y con horarios accesibles pero lastimosamente no lo encontró y fue entonces cuando acudió a internet, miraba tutoriales en YouTube, fotografías en Pinterest y trabajos de talleres de costura con el objetivo de imitar las muestras y agregar su toque personal.
Con las nuevas habilidades ganadas, Johana producía para vender sus artículos a diversas tiendas y en ferias. A la par trabajaba en un comercio dentro de un shopping donde pudo conocer a la dueña de @todocostura a la que le comentó a qué se dedicaba y su sueño de montar un gran atelier.
Para su sorpresa, tanto Johana como Sra. Maureen compartían en el mismo deseo. De allí que no pasó mucho tiempo para que ambas fusionaran sus habilidades y habilitaran juntas un atelier con 14 máquinas de coser.
“Estaba muy feliz con lo que estaba sucediendo. Era mi sueño hecho realidad. Así que me capacité nuevamente para poder utilizar correctamente las diferentes máquinas; me puse a leer los manuales para entender cada función que traían las máquinas, miraba videos y preguntaba a los técnicos si tenía alguna duda, explicó y agregó que también descubrió otro nuevo don: el de enseñar a la gente que como ella quería emprender.
Tras dos años de trabajar en TodoCostura, Johana decidió que había llegado el momento de emprender su propio vuelo. Luego de un par de meses creó Wichu Atelier, una tienda donde actualmente vende productos como bolsos, cartucheras, soporte para cargar el celular, Etc. Y realiza ajuares para bebé, sábanas, cortinas sobre pedido y también imparte cursos de corta duración para aquellas personas que quieran adquirir conocimientos en la materia y tener una rápida salida laboral.
«En mi sistema de enseñanza cada proyecto se termina en una sola clase de 2 a 3 horas aproximadamente. El o la alumna lleva su trabajo terminado, luego por correo les envío el paso a paso que les sirve como ayuda memoria para volver a producir lo que aprendieron, puntualizó.
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