Un tropiezo en la salud de su segunda hija fue el motor que puso en marcha este emprendimiento, que la ayuda a salir adelante haciendo lo que le apasiona: confeccionar muñecos y souvenirs para niños. Esta es una historia que demuestra que el amor de una madre sobrepasa cualquier obstáculo que pueda presentarse en la vida.

Judith Cabrera, dedicaba sus días a trabajar en el rubro del maquillaje, hasta que llegó la noticia de su segundo embarazo. Cuenta que inició en la creación de souvenirs para el nacimiento de su hija, haciendo distintos y creativos recuerditos para el día que llegará su bebé, en ese momento se dio cuenta que sobrevolar en esta actividad le apasionaba bastante.

La llegada de su nena estuvo envuelta por un pequeño inconveniente de salud, a la pequeña le diagnosticaron alergia alimentaria múltiple, y a consecuencia de eso también reflujo y desnutrición, una condición que exige un cuidado total por parte de los padres. Esto fue una de las causales que dio luz verde al emprendimiento que opacó la idea de volver a su trabajo luego de su embarazo, pero que dio a luz a su “tercer hijo”.

Relató que al principio lo que predominaba era el estudio más que el trabajo, “empecé a comprar unos pocos materiales y a experimentar muchas cosas, hasta que me di cuenta que lo que más me inspiraba eran los muñecos de tela y fieltro para niños”.

BELO es el resultado de la combinación de los nombres de sus dos hijas: “Belén” y “Eloísa”, “creamos muñecos, souvenirs y más, de tela y fieltro, siendo siempre nuestra prioridad la calidad y la seguridad para los niños. Ofrecemos siempre diseños originales, y respondemos a las necesidades de personalización, logrando productos únicos de gran valor estético y durabilidad”, comentó. Todo eso en un rinconcito de su casa, una fábrica de creatividad, color y alegría para varios niños.

Judith nos contó que al principio no todo fue color de rosa, pues el fantasma del miedo al fracaso y que no gusten los recuerditos, merodeaba su entorno, a tal punto de no querer ofrecer del todo sus confecciones. Ese temor quedó atrás luego del Bazar creativo del 8 de marzo, en donde tuvieron un espacio para darse a conocer, y se percataron que sus telitas cortadas y pegadas en forma creativa y con amor,  tendrían un éxito rotundo.

Para culminar la emprendedora invitó a todas aquellas personas que tenga esas ganas de emprender en algún proyecto que se animen a llevarlo a cabo, “yo tuve miedo, inseguridad, pero cuando haces con amor, dedicación y perseverancia no hay forma que salga mal las cosas; va a costar mucho pero no se rindan, la satisfacción que uno siente cuando alguien compra un producto tuyo es lo más genial. Anímense y emprendan”, concluyó satisfecha.

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