Con martillo y serrucho en mano, Liliana Legal, una joven oriunda de Caaguazú, capital de la madera, se destaca en la carpintería, oficio que heredó de su abuelo.
Liliana asegura que las ganas de emprender un negocio propio fue el motor que la impulsó a lanzarse al rubro con el que siempre mantuvo una conexión.
“Prácticamente nací en una carpintería, desde pequeñita transité el taller de mi abuelo, me pasaba el día, haciéndole compañía. Y fue con el pasar de los años que me adentré y apegué al oficio”, relata.
La joven es un ejemplo de que si sientes una verdadera pasión por un oficio normalmente desempeñada por varones, los estereotipos no son obstáculos. Hoy la joven vive en la ciudad de San Lorenzo, donde con su marido abrió una carpintería.
“Con el apoyo de mi esposo y familia, bajo el nombre Yvoty, abrimos una carpintería familiar. En el negocio están involucrado mi esposo, suegro e inclusive mis hijos ya nos están ayudando. Sinceramente estoy muy agradecida con la vida y este oficio, tenemos un negocio propio y a diario puede compartir con mi familia”, comenta emocionada Lili.
Actualmente, la carpintería trabaja principalmente con maderas de pino, rústicas y multilaminadas. Y sus productos varían de acuerdo al pedido de los clientes. Ahora el sueño de Liliana es montar un showroom para exhibir algunos productos dirigidos a locales gastronómicos, como muebles y utensilios.
Finalmente, Liliana, alienta a las mujeres a seguir la profesión que les apasiona sin importar que sea normalmente desempeñada por hombres. “Romper con los estereotipos y alcanzar objetivos es lo que verdaderamente determina lo que somos” expresó.