Con la idea de agasajar a sus amigos con un regalo personalizado, Angie Cardozo, terminó emprendiendo un negocio floreciente. Hoy, es propietaria de Nuneca, una empresa que ofrece artículos personalizados para todos los gustos y necesidades.
Se acercaba el Día de la Amistad, era un sábado 21 de julio del 2018, cuando Angie Cardozo se dio cuenta de que no había comprado regalos para sus amigos. Fue así que decidió ir a una tienda y traer 9 cajas de fibrofácil en crudo. Comenzó a pintarlas bajo la atenta mirada de sus familiares que no se resistieron a la tentación y terminaron comprando los primeros productos.
“¿Por cuánto me vendes esa caja?” Esa fue la pregunta que encendió la chispa le permitió a Angie darse cuenta de que estaba frente a una oportunidad para emprender un negocio propio, dejar de lado el estrés que le producía tener que viajar por horas en un bus, para llegar hasta su puesto de trabajo y, sobre todo, ganarse la vida haciendo algo que le entusiasmaba.
“De las ventas que hice ese día compré otras cajas más para vender. Luego me capacité en realizar algunas técnicas de pintura y sigo hasta hoy. Al principio ofrecía mis productos vía redes sociales hasta que con el paso de los meses pude hacerme de un pequeño espacio que me cedió mi suegro en uno de sus locales; mi mamá me ayudó a comprar los insumos y mi pareja contribuyó con la compra de las máquinas que eran necesarias para hacer las tazas y remeras para poder llevar a cabo este sueño”, refirió.
Actualmente, Nuneca ofrece canastas para desayuno o merienda, además de una variedad de cajas pintadas o sin pintar con dulces o lo que el cliente solicite. También cuenta con tazas, hoppies y remeras personalizadas.
Como reflexión final, Angie señaló que la confianza puesta en Dios y en su capacidad hicieron posible su progreso. Es así como se muestra a sus pares emprendedores a quienes invita a seguir su ejemplo.