/Amandau, un sueño que no se derrite: “Soñar es gratis, con pasión, esfuerzo, pensamiento innovador, humildad y sencillez, todo es posible”

Amandau, un sueño que no se derrite: “Soñar es gratis, con pasión, esfuerzo, pensamiento innovador, humildad y sencillez, todo es posible”

Hoy, te presentamos la historia de éxito de la cadena de heladerías más grande de Paraguay, Amandau. De la mano de su protagonista principal, Jorge Leoz te contamos paso a paso cómo a pesar de las adversidades de la vida, con pensamiento  innovador, mucho trabajo, humildad y sencillez se puede construir un sueño.

«Luego de 10 años de exilio económico en el Brasil (durante la década del 60), regresamos al país con la familia. Ni bien nos instalamos, mi padre Modesto Leoz de profesión químico industrial, junto a su hermano Eusebio decidieron montar una heladería, idea que mi padre trajo, pues allá tenía un amigo que era dueño de una exitosa fábrica de helados. Años después, los hermanos con una misma visión de negocio (heladería), compraron un terreno en el barrio Villa Morra, en aquel entonces era un barrio tranquilo de casonas antiguas y árboles, toda la actividad comercial se desarrollaba en el centro», relata el Dr. Jorge Leoz.

En diciembre de 1973, en el corazón de un barrio residencial, nacía el sueño de dos hermanos, Heladería Amandau.  Todo empezó en un pequeño salón pero desde el principio apostando por la utilización de tecnología de punta y materias de primera calidad, los cuales fueron fundamentales para el éxito de la marca.

«El nombre Amandau, que en guaraní significa granizo, surge luego de la sugerencia de un amigo ovetense de papá, y como les gustó, quedó como Amandau. Éramos una heladería pequeña, recuerdo que nos levantábamos temprano  para ayudar con la fabricación de los helados y a las 9:00 hs. abríamos el local. Papá quedaba en la caja y los hermanos servíamos a los clientes», confiesa.

Con el pasar de los años, la marca Amandau fue cautivando a niños, jóvenes y adultos con su sabor inigualable; éxito que llevó a la empresa a distribuir sus productos en restaurantes, bares y locales comerciales, con el fin de llegar a todos los rincones del país. A mediados de los años 80, la firma con una clientela bien formada, comenzó a abrir sucursales y años más tarde a ofrecer franquicias.

“La historia de Amandau no solo estuvo marcado por el éxito, también existieron momentos muy difíciles que nos marcaron. Uno de ellos fue cuando se incendió nuestra casa central, un 31 de diciembre (hace 30 años), accidentalmente el petardo de unos chicos terminó en el local. Recuerdo que al llegar al salón, solo podíamos ver como el sacrificio familiar se quemaba mientras que los bomberos se demoraban. Luego tuvimos otro incendió y miles de adversidades más que a veces se te cortaba el sueño por la preocupación», expresa entre risas.

Hoy en día, Amandau cuenta con una moderna planta de producción de 4000 metros cuadrados en la ciudad de Luque, equipado con tecnología italiana y con la capacidad de producción de hasta 6.000 litros por hora. Cuenta con distribuidores en Ciudad del Este, Encarnación y Pedro Juan Caballero. Hasta la fecha, la firma posee 7 locales propios y 190 locales que operan bajo sistema de franquicia.

“Nuestra calidad y capacidad de producción apunta al mercado exterior, con materia prima paraguaya se puede fabricar los mejores helados del mundo, y eso lo demuestra Amandau. El 90% de la materia prima que utilizamos es nacional, como la leche, crema, azúcar, manteca, frutas y envases, lo cual genera un efecto multiplicador a nuestra economía. El compromiso principal del empresario es dar trabajo a la gente, actualmente Amandau brinda empleo a más de 1.000 personas incluyendo las franquicias», resalta el representante de la exitosa firma.

Con miras a conquistar nuevos mercado, la empresa estuvo presentando sus productos en Perú, Bolivia, Costa Rica. Por otra parte, cabe destacar que Amandau es la primera empresa paraguaya en la historia de nuestro país en fabricar chocolates.

“Tenemos que soñar, soñar es gratis, siempre digo en mis charlas: el hombre llegó a la luna primero en la mente y luego físicamente. No hay que tener miedo a equivocarse, de los errores se aprende, y si fallas 100 veces, no te des por vencido, de una caída, uno se levanta con una mentalidad diferente. Y otro punto importante, sé humilde y sencillo en la vida”, con estas palabras concluyó el exitoso empresario.