Una situación que más de alguno hemos pasado y que sin duda nos impacta, es la pérdida de empleo. Cristina Ramírez, es una joven soñadora que ante la situación estresante de quedar sin un puesto laboral, no se quedó lamentando sino que secó sus lágrimas y con optimismo puso en marcha su talento e inicio un emprendimiento propio.
«Realizar trabajos manuales siempre fue lo mío, sin embargo trabajaba en el rubro bancario, específicamente en el área comercial, pero la que siempre hacía las decoraciones en ocasiones especiales tanto para la casa como oficina, era yo. Nunca se me cruzó por la mente trabajar y vivir de ello hasta quedar sin trabajo, la idea de negocio me nació cuando una amiga me pidió unos souvenirs de nacimiento, y desde ahí no paré», asegura.
Decidida a lanzarse en el rubro que la apasionaba, Cris decidió invertir lo poco de dinero que le sobraba en materiales básicos para trabajar con porcelana fría y cumplir con el pedido de la amiga. Tras la terminación y presentación de su primer trabajo, los halagos y alientos por parte de familiares y amigos no se hicieron esperar, y fue eso que animó a la joven a seguir.
«Nunca voy a olvidar que comencé con 2 pinturas y 1 kilo de masa, no contaba con las estecas que son herramientas principales para este trabajo y utilizaba una espada de juguete que era de mi sobrino. De apoco fueron apareciendo clientes y todo lo que ingresaba iba a parar en el equipamiento de mi tallercito y materiales», confiesa emocionada.
Instalada en su pequeño taller lleno de encanto y despliegue de creatividad, la joven se pasaba el día trabajando con sus manos para transformar una masa en finas y delicadas piezas. Teniendo en cuenta que sus creaciones se caracterizan por la ternura y delicadeza decidió lanzarse al mercado bajo el nombre de Sweet Memories.
Hoy en día, Cristina Ramírez, ofrece una infinidad de opciones en figuras a base de porcelana que van desde souvenirs para nacimiento, bautismo, cumpleaños, baby shower, casamientos, además realiza trabajos personalizados.
“En ocasiones no nos queda otra opción que enfrentar los miedos y arriesgarnos a algo nuevo. Emprender algo propio requiere de mucho empeño y perseverancia, pero al final nos damos cuenta que valió la pena”, reflexionó.
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